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jueves, 16 de diciembre de 2010

ASHUADE (Honduras-Haití)

Fotografía: Maravilla, junto a su nueva casa de palos
Realizada por Pilar Cuevas (misionera de ASHUADE)


Maravilla no sabría decir su edad, pero suponemos que debe de tener cumplidos los treinta y cinco. Por la primavera del año pasado nació su vigésimo segundo o vigésimo tercer hijo. No lo sabe, tampoco, a ciencia cierta. Su progenie se halla repartida por todo el poblado hondureño, su madre, sus hermanas, alguna amiga... la mayor parte de sus hijos sobreviven de esta manera. De los padres de esos hijos, nada, o casi nada, se conoce.
La incapacidad que le atribuyen suelen encapsularla con extraños conceptos psicológicos, cuando, en verdad, Maravilla no tiene otra dificultad que la que le supone distinguir la maldad en aquellos que la rodean.
Maravilla se desentiende de la maldad de sus compañeros, del mismo modo que sus compañeros se han desentendido una y otra vez de los muchos males que le han provocado.
Pero las misioneras de ASHUADE no juzgan la inocencia de Maravilla ni la inconsciente perfidia de los tipejos que la enredaron en juegos cuyas consecuencias ella desconocía. Inmersas en la bruma sofocante de los maizales, las carmelitas trabajan sin descanso, ajenas a los agrios debates que nos distraen en el mundo occidental: eutanasia, preservativos, aborto, crucifijos...
Su última misión está situada en Haití. Y es que el caso de Haití fue realmente curioso. El terremoto arrastró en manada hordas de "celebritis", que se hacían fotos en comuna y luego se iban al lavabo más próximo para frotarse muy bien las manos con jabón.
Hoy, después de tanta solidaridad, después de tanta mediática y lacerante solidaridad, la moda pasajera haitiana ha terminado, ya ha pasado de moda, como en su día, los pareos.
Pero por desgracia el hambre y las guerras se niegan rotundamente a pasar de moda en Haití. Entre sus paisanos enfermos y depauperados, las celebridades ganaron puntos y fotogenia. Los acaparadores se fueron. Pero la aciaga moda ha regresado.
Y, sin embargo, en Haití sigue habiendo maravillas, miles de maravillas que necesitan ser descubiertas y atendidas.
Ajenas a nuestros vaivenes pasajeros, a nuestras estúpidas modas a merced del viento del capricho, las hermanas de ASHUADE lucharán, denodadamente, pero en silencio, para poder atender a tantas maravillas que yacen enterradas por nuestros ripios, sin que nosotros podamos hallarlas.