La vieja aduana

Antigua frontera de Caia | Fotografía de Juanjo Bolaño

No recuerdo qué cuentas nos hicimos al comenzar en este proyecto, pero ni por un momento llegamos a soñar con este éxito.

Solamente soñábamos con constituir un germen que invitase a todos a saber más sobre nuestra región y sobre nuestra frontera, y así precipitar un foco de resistencia frente a la dictadura de la desidia que nos gobierna (y no hablo de política, hablo de desidia).

Éramos un grupo de amigos extremeños, medio emigrados, medio asqueados de nuestro panorama cultural regional. Con toda franqueza, hablamos de la dificultad que supone ser extremeño en la propia Extremadura. Artista, ingeniero, erudito, profesor...
Y es que quizá los extremeños nos hemos vuelto demasiado enemigos de nosotros mismos. Con fardos de ignorancia, jaramagos, resentimiento y algo (a veces) de petulancia diletante, hemos ido construyendo una empalizada entre nosotros. Así nos cuesta tanto identificarnos.
Por eso nos ha alegrado mucho comprobar cómo a pesar de la falta de apoyo institucional, de nuestros recursos limitados, de nuestra lógica tardanza en elaborar cada ejemplar de NOUDAR, su distribución y venta ha resultado un auténtico éxito, con los números agotados en la mayoría de los quioscos y puntos de venta.
Si colaboraste en NOUDAR escribiendo, hablando, comprando o regalando nuestra revista o interesándote por nuestros contenidos, te damos nuestra más sincera enhorabuena.
Éramos un grupo de amigos extremeños y portugueses, que tomaba café en el bar El Farol, mientras discutía, hablaba y soñaba con una Extremadura más inquieta, más entretenida y con más amor propio, una Extremadura que hiciese de su ejemplar frontera con nuestros hermanos lusos, un punto de encuentro en lugar de una empalizada de desconocimiento.
Gracias a todos los que creyeron en nosotros: escritores, periodistas, fotógrafos, catedráticos, doctores, profesores, empresarios, religiosos, ateos, jubilados, estudiantes...
Vaya este pequeño homenaje a todos aquellos que nos acompañaron a cruzar la vieja aduana.