Lo primero que me sorprendió del Señor D. Gabriel Magalhães fue su modo de hablar:
Tenía una manera de razonar poco común, que uno puede encontrarse una o dos veces en la vida, como mucho. Me escribió su dirección de correo electrónico en una tarjeta de visita, valiéndose de una caligrafía pequeña y redonda, que todavía conservo. No fueron unas letras veloces y descuidadas, sino muy redondas, trazadas con lentitud y cuidado.
Nos regaló un texto bellísimo, divertido y sincero, escrito en castellano, sobre las diferencias entre españoles y portugueses: Portugal indirecto, España en directo. En el momento de recibirlo y sacarlo impreso, fue como si tuviésemos en nuestras manos un premio absolutamente inmerecido, siglos de historia, de estudios antropológicos, de encuentros y desencuentros, resumidos en una narración redonda, a la que no se podría añadir ni quitar una palabra.
Su obra ha sido premiada, pero tengo para mí que Gabriel Magalhães no es de esos escritores que disfrutan con medallas, elogios de la crítica o suntuosas presentaciones, solamente parece que le moviera la pasión de escribir, de transcribir con sencillas palabras lo que nos pudiera resultar extraordinariamente complejo.
Si es usted de los que creen que en la narrativa actual no hay pasión por las letras, no hay espacio para lo bien hecho, o que no hay intrigas suficientemente poderosas que nos hagan imbuirnos en sus páginas, entonces debe leer Madrugada na tua alma, la nueva novela de Gabriel Magalhães.
Obrigadíssimo, professor
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